viernes, 27 de julio de 2012

Las callecitas de NY tienen ese no se qué...BLEECKER ST.!

Hudson y 9th. ave.

Público y andamios en Magnolia Bakery,
esta calle...

Desde Meatpacking district, zona que las guías de turismo describen muy bien, la 9a. Ave se continúa en una calle amplia,  más tranquila,  de edificios bajos, que nos atrae para salir del bullicio de este renovadísimo y fashionablo distrito. Se trata de Hudson st., con negocios más bohemios y singulares, que a poco de caminar unas cinco cuadras sentido oeste sur, aparece formando una diagonal, otra calle que en verano o primavera tiene mucho verde y atrae como un imán: Bleecker st. al adentrarme, percibo un clima residencial, casas unifamiliares o departamentos de dimensiones más que humanas, (si pensamos que hay dimensiones menos humanas en esta ciudad) unos pocos pisos en alto y en fondo, las clásicas escalinatas y la paz que reina por todas partes. No hay polución sonora ni visual,  si hay restaurantes y coffe shops, como Magnolia Bakery (401 Bleecker St.) que es la excepción a la regla del barrio en cuanto a tranquilidad  por haber sido la favorita de las chicas de "Sex and the City".  Esta pastelería  básicamente famosa por sus cup cakes,  tan atractivos con sus copetes coloreados y su untuosa consistencia, hace que la gente forme cola para ser atendida...una pena, para mí, que sigo de largo. Me deleito no ya con los cup cakes sino con las casas, la gente paseando sus perros, leyendo el diario en cafeterías, paseo ideal para el atardecer, que nos recuerda el clima de nuestro Palermo e insisto, es un paseo especial para hacerlo en el verano, (o cuando podamos), para no perdérselo.
El glamour de la mesera con vestido color naranja...

El verde y el cielo protagonizan esta escena de Manhattan


Vecinos

llegar en bicicleta es posible



Flores y colores en los jardines de entrada a las casas

Así voy entrando al West Village...zona que junto con  Midtown o Downtown, constituyen el NY básico antes que Nolita, Tribeca o the Highline fueran motivo de visita...porque casi no estaban formados como barrios. Y mucho menos como atracción turística.

jueves, 26 de julio de 2012

Viajo a NY o ...¿vuelvo a NY?

Cuando viajo a otro país, por más cercano que sea me veo llegando como alguien "de afuera" mientras que si voy a NY, simplemente, vuelvo!  Ja! de vuelta en NY, ¡back in NY!
¿Cuando comienza el viaje? Para mí, en el ritual meditativo de armar el carry on,  altar donde acomodo los objetos personales que me darán presencia una vez allá. Carry on en mano, ya en EZE se suman las ceremonias, las  preguntas solemnes y rituales acerca de esa "caja" con nuestras pertenencias,  si pudo haber sido profanada, o juramos que esta inmaculada. Si el peso y la forma son las adecuadas pasaremos los límites o pruebas a las que seremos sometidas, algunas con rayos misteriosos . Así vamos entrando en diversos túneles, o pasadizos que garantizan nuestra partida. Nos despojamos de algunas prendas, zapatos, cinturones, relojes, electrónicos,  demostrando cuan humildes, inofensivo/as y dignas somos de un viaje.Y si pasamos bien por todos los exámenes, (los pasamos porque nos hemos preparado con meses de anticipación, ahorros, visa, documentos y reservas de hoteles, etc. en ese orden)  seremos dignas de relajarnos y jugar por un ratito en el free shop o -actualmente me gusta más- del salón vip de alguna tarjeta con poderes que nos recibe con sillones y champagne. 
El avión mismo no deja de ser un túnel, admito que soy de las personas que disfrutan del vuelo. La llegada a NY con los primeros rayos del sol, la manga, migraciones, escaleras mecánicas para buscar los equipajes, túneles, pasadizos, famosos "no lugares".
Pisamos suelo neoyorkino, back in NY. Me dirijo al Airtrain por medio de un asensor del futuro que me deposita en una plataforma por la que pasa un moderno tren de pocos pasajeros que a su vez me dejará en otra plataforma, Howard Beach Station parte del sistema de subte de NYC ahí ya al aire libre, tomamos el "A" train, línea azul dirección lower Manhattan por sólo U$S 7.25. Me gusta entrar a la isla en subte, tomo contacto con la variedad de personajes y etnias que pueblan el vagón. Capítulo aparte, el subte y sus pasajeros, ya son NYC, no puedo creer lo diferentes que son entre sí. Muy distintos. Y todos conmigo misma formamos un conjunto. Me integro. Media hora y llego a Columbus Circle. No muchos años atrás era un punto de recambio de transporte muy como Once, o Primera Junta, más grande pero con puestos de frutas, lustrabotas, diareros, muy callejero todo....ahora desde hace no más de cinco años, se ha transformado en un Mall de primeras marcas, ya sea por los negocios de adentro como por los que dan a la calle, estatuas de Botero (puaj) a la vuelta el Hotel Mandarin, en fin, un lujo. Miro hacia arriba y veo estas nuevas torres, hacia los lados y me encuentro con el Atlas, moderna escultura y la esquina de la 60th st con Broadway y me dirijo sur por la 8va. ave que adoro, encuentro un Duane Read, el Hearst Building, un maravilloso edificio ecológico cuya base conserva la construcción art deco de los ´30...y que ahora alberga para mi sorpresa un Balducci´s que es precioso, y me permito mi primer café neoyorkino con un maravilloso cookie oatmeal and chocolate cookie....que no logro terminar. Estoy reventada...literalmente, pero llena de energía, arrastro mi suitcase casi vacío rumbo a mi hotel en la 8va. ave y la 45st....lo que sea que elegí para este viaje, va a estar bien. Estoy bien, reconociendo mis pasos por la ocho....yes, along 8th ave. ...

Big Apple

Big Apple, la gran tentación...en poco más de 21 km de largo por 4km de ancho occidente muestra su gracia, su poder y su apertura, que sólo puede estar en EU, porque sólo EU lo puede producir. Llegar es aterrizar en una película que hemos visto y de la que estamos por ser protagonistas, continuamente. El guión está allí, en la calle, en cualquier lugar de Manhattan, sólo falta tomarlo y actuarlo. Depende de nosotros, porque los demás sin duda nos ven como  neoyorkinos/as, sino como explico que  mientras arrastro el carry-on hasta mi hotel, alguien me para y me pregunta por una calle...cómo, ¿ya parezco local? No importa. Es así como me recibe Manhattan, con su gran abrazo. Entonces,  en mi viaje nº 11, vuelvo a caer en la gran tentación, y siento que pertenezco a la Gran Manzana (lo admito, es un sentimiento...) y es ahí que al llegar al hotel o depto dejo todo para salir a la calle como quien se larga en el carrito de adelante de la montaña rusa. O será que eso me pasa sólo a mí, porque hace mucho, como estudiante de intercambio mordí la manzana por primera vez y me dejó, para siempre con ganas de más. Volví en el ´92, en el ´98 y ocho veces más desde entonces. Siempre estuve varios días, más de 10, más de una semana. Siempre la mordí a gusto y se mostró sabrosa, tierna y jugosa. La gran tentación sigue vigente.