Una de las actividades que suelen regir mis días en Manhattan es la consulta frecuente al "Village Voice", (orignalmente, en los ¨60 "hippie press") si es posible el mismo diario (en papel, no web) en el que puedo buscar espectáculos, performances, noticias, avisos, todo lo que me interesa a la hora de aprovechar "la gran manzana". Así es que con un marcador en mano planeo mi semana resaltando aquello que en principio...no quiero perderme.
Una de las actividades que más disfruto es escuchar jazz en vivo. Claro que las propuestas son varias. En uno de mis primeros viajes, hace más de 12 años, disfruté de una sesión de latin jazz, con brunch de domingo en Blue Note, catedral jazz, gran club.
En otro de mis viajes, esa vez con mi hija Malena, ambas adoradoras de los "jazz standards" (esas canciones románticas de ritmos picantes que ella canta y yo desaría no desafinar para cantar respetablemente), encontramos una variante que no teníamos en cuenta, el Piano Bar.
Consultaba el "Village voice" cuando me llamó la atención un aviso de espectáculo no lejos de Blue Note.Ya de por sí el área garantizaba que no volveríamos sin música, en la zona del Village, caminando encontramos varios lugares, algunos muy famosos (Village Vanguard) para escuchar música.
Hacia allá partimos en subterráneo (A train, azul, desde Columbus circle hacia el sur) algo después de las 21 (generalmente los shows comienzan a las 19, after dinner time) entramos en "Rose´s Turn" en Groove St., un pequeño y apretado lugar, antiguo, donde la cantante anunciada era finalmente una joven sin gracia ni talento, con poco público, muchos de ellos sus propios familiares. Al cabo de un rato "respetuoso" decidimos partir. En las escaleras le cuento mi desilusión a uno de los asistentes del lugar quien nos convida una copa de desagravio (perdón, dos copas) y nos sugiere quedarnos en la planta baja porque para esa hora, 10.30 pm. de un sábado...encontraríamos algo de lo que buscábamos, y sí, la sala estaba llena. Un lugarcito en la barra y la magia comenzó a desplegarse frente a nosotras.
Mientras el saxo, el teclado y el bajo tocaban nuestras adoradas canciones de jazz, algunos parroquianos por turno se presentaban a cantar junto al piano mientras todos escuchaban y pocos hablaban. Habíamos llegado a donde queríamos.
Uno de los dueños haciendo su tema favorito Añadir leyenda |
A poco de comenzar y cuando los ritmos se hacían más marcados, los barmen bajaban de entre las copas del techo unas panderetas y en coreografía seguían los ritmos, aportaban desde el rincón del bar ¡¡¡..ALL THAT JAZZ...!!! y nosotras en el paraíso. Algunas de las pocas meseras tomaban el micrófono cada tanto para revelarse como geniales cantantes.
La encantadora mesera deja la bandeja para cantar Añadir leyenda |
Malena and all that jazz |
Barman y compañía Añadir leyenda |
Mi hija necesitó fumar y salió a la verada...qué menos que un cigarrillo para procesar toda esa energía... allí, conversa con otras simpáticas fumadoras, de la edad de su madre, quienes la alientan a cantar en el pequeño escenario...ella duda, pero la energía del lugar, la bonhomía del público y el don de la oportunidad, estaban allí, NY invitaba a Malena para cantar uno de sus temas favoritos, "Ruta 66". Male se paró, cantó, la aplaudieron muchísimo y a las dos (madre e hija) nos convidaron, como es la costumbre, con más tragos de otras mesas....fué toda una bienvenida...
Los barman y sus panderetas aparecidas de entre las copas cantan y bailan! Añadir leyenda |
ESTO ERA UN PIANO BAR, Para gozar participando con el oído o con la voz.
Debo agregar que Rose´s Turn cerró sus puertas, luego de más de 50 años, ese mismo año. Qué suerte que llegamos un poquito antes.
De todos modos quedan otros piano bares...en la próxima entrega visitaremos unos que aún hoy nos esperan cada noche, estemos o no en NYC.
Más adelante iremos a los Jazz Clubs, en Times Sq., en el Caryle con Woody Allen, o cerca de Columbia University, como Smoke. Otra maravilla, otra energía.
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